“Conejo en salsa”. Esta receta guisada tradicional, una de las más saludables que podemos comer. La carne de conejo tiene una textura suave y un sabor delicioso y además tiene muy pocas calorías.
Esta receta es toda una institución en mi casa, ya que siendo mitad maña mitad jerezana y trayendo a cuestas una tradición de caza por ambos bandos, es difícil que el conejo no fuera una carne presente en nuestra dieta!
Además guisar conejo en casa, aunque no os lo creáis, ¡es toda una competición!
A mi madre le encanta la cocina tradicional, y lo guisa tal y como hacía su madre o su suegra (mi yaya)… Y mi padre, que también es cocinitas, es más vanguardista y le encanta experimentar, guisándolo de forma distinta cada vez. Así que cada vez que hay guiso de conejo para la mesa, siempre hay dos ollas! A nosotros… muy a nuestro pesar*, nos toca probarlos y desempatar! Y los catamos porque somos bien mandados, pero generalmente los sopones de pan no nos dejan decir ni mú! 😉
Así que como veis, hay muchas maneras de prepararlo, y además, se puede elaborar a fuego lento o podemos utilizar la olla rápida. Yo, como ya sabéis, este tipo de platos me gusta hacerlos con mimo y paciencia al “chup chup” de los fogones.
Se me está haciendo la boca agua..
Te apuntas?
Ingredientes (para 4 personas)
- 1kg y 1/2 de conejo troceados
- 1 cebolla grande o 2 medianas
- 3 dientes de ajo
- 150 ml o vasito de brandy de Jerez
- 1 chorreón de vinagre
- 1 litro de caldo o agua y pastilla de caldo
- Harina (sólo para no celíacos)
- Sal
- Pimienta negra
- Aceite de oliva virgen extra
- 1 hoja de laurel
Opcional:
- 1 puñado de almendras
- 2-3 rodajas de pan
- Arroz
- Patatas
Como preparar:
Ponemos una cacerola mediana con aceite a calentar a fuego medio-alto. Mientras, salpimentamos la carne y pasaremos, como diría mi madre, un trozo si y un trozo no por harina. Pondremos la carne en la cacerola por tantas para que se sellen bien, e iremos sacándolos y reservándolos en un plato aparte.
*Para nuestros amigos los celíacos, podéis saltaros el paso de la harina y hacerlo directamente; la harina sirve para que espese un poquito la salsa y tome cierto sabor, pero en el mercado hay sustitutos que son sin gluten!
*Opcionalmente, en la misma cazuela añadimos un poco más de aceite, freímos unas rodajas de pan y almendras, se retiran y reservamos. (Yo en este caso no utilicé el pan y las almendras, porque en mi casa es más común la receta sin ellas, para acompañarlo después con arroz).
Pelamos y cortamos la cebolla y los ajos en trozos pequeños. Dejamos que se pochen y se doren.
Una vez hecho esto, añadiremos el vino y el vinagre, rascaremos el fondo de la cacerola con una paleta de madera, para despegar los sabores que dejó el conejo y esperamos hasta que se evapore el alcohol. Podéis dejar los trocitos enteros o pasarlos por la batidora. Yo en este caso los pasé para que me quedara una salsa fina.
Ahora añadimos de nuevo el conejo que teníamos reservado, el caldo (o agua en su defecto con una pastilla de caldo concentrado) hasta cubrir, la sal y el laurel.
*Si hemos decidido utilizar las almendras y el pan; en un mortero machacamos el pan frito y las almendras, se echa un poquito de agua, sal y pimienta blanca, y añadimos a la olla.
Dejamos que se cocine unos 50, a fuego medio y tapado. El tiempo dependerá de lo dura que esté la carne, pero 1 hora al fuego no se la quita nadie. Destapad y pinchad la carne con un cuchillo para comprobar el punto y dejar más o menos tiempo.
Como acompañamiento, decidiremos entre las clásicas patatas fritas, o para los más tradicionales, el arroz. (El arroz os lo recomiendo si no usáis el pan y las almendras).
Para acompañarlo de arroz, una vez que la carne esté lista, sólo tenéis que sacar los trozos de la cacerola a una fuente aparte y echar un buen puñado de arroz por persona en la misma cacerola. Dejáis que se cueza en la salsa, a fuego medio y tapado, y añadís agua poco a poco si veis que el arroz se queda demasiado seco. Una vez terminado, apartamos y servimos en una tartera de barro acompañado de los trozos de conejo encima.
No os olvidéis el pan!
Que aproveche!